Polis: Prologo - Fragmento 2

Desde las naves los tripulantes podían divisar que se acercaban a una plataforma terrestre que flotaba entre las nubes. Era un continente entero movido por el poder del mismo núcleo que daba luz a este mundo y al mismo tiempo generaba las nubes que lo rodeaban al evaporar los torrentes de agua que caían atraídos por su gravedad.

Debido a esta fuerza gravitacional, sus naves no podían volar sobre ninguna plataforma y esto los obligaba a llegar hasta la orilla de Erutar y seguir su camino marchando. Haciendo un ruido más tenue que el que generaban los torrentes más cercanos, las naves llegaron al borde de esa estructura de roca colosal que flotaba en medio de la nada y comenzaron a desembarcar. Habían llegado al continente del gran árbol, donde años atrás se había erradicado el mayor mal que había amenazado el mundo creado por Arkan. Este estaba naturalmente protegido del ingreso de extranjeros, pues tenía grandes acantilados alrededor, y las bahías (si se le puede llamar así a estos lugares en un mundo donde no existe lo que nosotros conocemos como mar) estaban estrictamente custodiadas por fortalezas y ejércitos capaces de derribar cualquier nave que se acercara antes de llegar a la orilla. Sin embargo, había un lugar al oeste de Erutar donde había una playa precedida por una llanura antes de los abismos de los acantilados, lo que hacía de este un lugar estratégico para desembarcar un ejército entero antes de que las naves fueran percibidas.

Historias de Terran por S. Arias


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