Polis: Prologo - Fragmento 37

Ningún borke se atrevió a impedir la intervención del guerrero felino de Polis en la batalla. La cobardía y el sentido de supervivencia del ejército enemigo había jugado un papel importante en esta batalla donde muchos borkës habían resultado víctimas del ataque cruzado. Rotran y su compañero se alejaron de la gran bestia que se encontraba en suelo quejándose y tratando de levantarse y con solo una mirada de agradecimiento, ambos se coordinaron para adoptar una posición de batalla. El agal se levantó del suelo rugiendo de ira y comenzó a atacar ambos guerreros con una cólera que se sentía en el calor que emanaba y se esparcía por el aire. El ataque del adelako causó menos daño del esperado. Los dos alakës comenzaron una estrategia conjunta para atacarlo pero esto no parecía lastimarlo significativamente. El paralizante de las dagas parecía ser inútil con el agal y su rabia parecía hacerlo más rápido y peligroso. La bestia se había descontrolado y estaba bajo el control de su instinto asesino, lo que provocaba que dentro de su cuerpo se generaran explosiones espontáneas que hacían que la tierra temblara. Esta combustión parecía fortalecer aún más al agal, sumandolo al hecho de que estas explosiones iban acompañadas con gotas de una sustancia similar a la lava que salían expulsadas de su cuerpo de forma impredecible.

Historias de Terran por S. Arias

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