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Polis: Prólogo - Imagen promocional

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Portada promocional del Prólogo de Historias de Terrán.  Adicionalmente puedes ver parte del Speed painting del proceso creación.

Fragmento 77 - Polis: Capítulo 1 | 28

Las puertas de las ruinas sagradas fueron abiertas y un ejército de grandes bestias montadas por alakës se desplegaron entre los árboles marchitos al mismo tiempo que los seis pilares se iluminaban y permitían que una bandada de grandes pájaros blancos se elevara por los cielos de Almabos a la luz del astro nocturno que bañaba la marcha de todos los éldon que marchaban desde todos los rincones de Erutar, la misma luz que nutría el tenue brillo del cristal que iluminaba suavemente el interior de Celesthea. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 76 - Polis: Capítulo 1 | 27

En una situación similar se encontraba un alak en una ciudad al oeste. Al borde de un lago de brillo plateado y rodeado por una montaña que lo cobijaba, se encontraba el conocido templo de placer donde la música no paraba nunca. En este estaba el comandante general de Grebon disfrutando entre risas de una bacanal que se celebraba habitualmente después de un duro día de entrenamiento. Pero esta vez había algo particular en el ambiente porque todos hablaban de una despedida. Por órdenes de aquel importante alak bonachón, el ejército se deleitaba con los placeres que les brindaba la ciudad antes de acudir al llamado en el cual fueron convocados para defender al gran árbol titánico que para cada uno de ellos era el pilar de la vida y a quien tenían que agradecer por su maravillosa vida de excesos y paz. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 75 - Polis: Capítulo 1 | 26

Mucho más al norte, en una choza de paja espaciosa y cuidadosamente elaborada en forma circular, se estaba realizando una celebración ligada al festival de lucha que se llevaba en la ciudad de Evergrin, conocida también por ser la ciudad perdida de los bosques. Sin embargo esta celebración era privada y exclusiva solo para la paladina que comandaba a los guerreros salvajes de la ciudad y para los invitados elegidos por ella misma. Aunque se había dado la orden de no permitir el ingreso de nadie, una alaki irrumpió en aquel recinto de manera agitada y solicitando la inmediata atención de su líder. En el centro del recinto sobre un gran somier se encontraba semidesnuda la paladina rodeada por cinco hombres escasos de ropa tomando algún tipo de bebida embriagante. Otros guardias trataron de detener a la intrusa que se detuvo sonrojada por la escena que presenciaba. La mensajera solicitó la atención de la alaki y con la mirada girada para apartar la vista, solicitó la presencia de la palad

Fragmento 74 - Polis: Capítulo 1 | 25

Una vez terminado el discurso, las puertas se abrieron a la orden del comandante del ejército de la fortaleza dorada dando paso a la marcha de los alakës de Copal que tambíen se dirigían al centro de Erutar acudiendo al llamado del príncipe del gran árbol. De los bordes de la muralla se ondeaban pañuelos rojos en señal de despedida y como ritual de buena suerte, mientras que el sol golpeaba fuertemente sobre el mineral pulido que rodeaba la fortaleza. Las hombreras y espadas relucían en un tono de oro que opacaban las cotas de malla que vestía la compañía dirigida por el héroe que había sobrevivido al asedio de su ciudad en la guerra de los túmulos perdidos. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 73 - Polis: Capítulo 1 | 24

Una voz hacía eco a través de los callejones de una fortaleza al este de Erutar. Un discurso era recitado por una voz fuerte y lenta que con una gran elocuencia incitaba a un ejército alak que se preparaba a abandonar sus paredes doradas rumbo a la guerra. Cada palabra se filtraba a través de las aceras y subían por las escaleras hacia las plantas superiores donde se encontraban los ciudadanos de Copal escuchando a su comandante desde los balcones que cruzaban de un lado al otro conectando los caminos de piedra que se alzaban entre las murallas creando varios pisos de casas, locales y estructuras de varias plantas que se aferraban a las paredes de la fortaleza de forma escalada. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 72 - Polis: Capítulo 1 | 23

Las campanas comenzaron a sonar en las ocho torres que rodeaban la catedral y los soldados comenzaron a marchar hacia los barcos que rodeaban la ciudad. El sonido de los pasos armónicos se hicieron eco en todos los rincones de la ciudad y los élkar alados se dispersaron por todo el lago al escuchar el ruido del metal contra el suelo. Las armaduras doradas adornaron los ocho escalones principales por los que se dirigía todo el ejército hacia los puertos. Las velas blancas fueron soltadas para que la gran flota surcará el lago que rodeaba la ciudad rumbo a la orilla donde los esperaban las colinas que rodeaban Alder y un largo camino hacía el gran árbol. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 71 - Polis: Capítulo 1 | 22

En una capilla adornada por tres figuras femeninas se encontraba arrodillado un guerrero. Este era el capitan real de la capital espiritual de Erutar. Frente a las figuras talladas en piedra blanca en el altar oraba a los cëles con el rollo que contenía el mensaje enviado desde Polis entre sus brazos. A sus espaldas se encontraban miles de soldados también postrados mientras cerraban sus ojos y confiaban su vida a sus guardianas para que protegieran su vida en la guerra que se avecinaba y para la que se preparaban a partir. Las estancias de la gran catedral de Alder se encontraban repletas, y aún así permanecía en completo silencio. El chasquido de las piezas de una armadura comenzó a hacer eco en el recinto cuando el capitan real se levantó del suelo y se dirigió a un altar donde colocó el mensaje, se dio media vuelta y recitó en voz alta un rezo que había sido escrito hace miles de años y que siempre era recitado antes de partir. Acto seguido, todos los soldados se levantaron y ponie

Fragmento 70 - Polis: Capítulo 1 | 21

Los huéspedes fueron invitados a descansar durante unas horas mientras se preparaba la marcha del ejército de Celesthea rumbo al gran árbol. Pequeñas reptiles alados que eran usados como mensajeros fueron desplegados a lo largo y ancho de Erutar con el mensaje que convocaba a todas las fuerzas armadas del continente a reunirse bajo la sombra de Polis. Las delgadas líneas de luz que dejaban las colas de aquellas rápidas criaturas se desplegaron en todas direcciones llevando consigo el grito de guerra de los alakës. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 69 - Polis: Capítulo 1 | 20

En aquel concilio se acordaron muchas más cosas. Polis estaba ubicada en el centro exacto de Erutar, por lo que se decidió que todos los ejércitos se concentrarían allí. Se planeó la defensa del continente desde el interior y como se prepararían los ejércitos para cualquier avance enemigo desde cualquiera de los puntos críticos donde había posibilidad de que las murallas del continente cedieran. Durante horas examinaron posibilidades y estratégias, hasta que el cristal de luz del castillo menguó su fuerza y la ciudad entró en el letargo nocturno. Finalmente la reunión llegó a su fin y Aetos interrumpió el silencio en las calles haciendo sonar el cuerno que convocaba al ejército de la ciudad. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 68 - Polis: Capítulo 1 | 19

A partir de ese momento se presentaron algunas formalidades más. Para los alakës, en estos casos siempre fue importante tener este tipo de tratos, porque la diplomacia permitía que aún los enemigos trataran con respeto los consejos celebrados en las mesas del rey. Sin embargo, Aetos y Frouken habían compartido batallas, en las que cada uno había desarrollado un aprecio y una admiración por el otro. En aquella reunión se contaron detalladamente los acontecimientos de la batalla en la bahía del pasaje. Rotran fue quien se encargó de detallar a los lajur y al agal, pues estas criaturas nunca habían pisado tierra alak y no se tenía registro de su existencia. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 67 - Polis: Capítulo 1 | 18

—Durta. Entiendo y agradezco tu formalidad, pero no necesitas pedir nuestra ayuda de esa manera.— dijo el rey Domun al momento que se paraba de su asiento. —Yo nunca me negaría a ayudar a Polis, y mucho menos al hijo de Durtadon. Gracias al gran árbol y a tu padre, Erutar ha tenido cientos de años de paz y prosperidad. El ejército de nuestra ciudad es el ejército de Polis siempre y luchará sin tregua para preservar nuestro mundo. En este momento Aetos intervino. —Príncipe Durta. Lamento lo de su padre y comparto el mismo sentimiento que nuestro rey. Como paladín del ejército de Celesthea solicito un consejo de batalla para saber más detalladamente la situación de sus tropas y del ataque. Debemos partir cuanto antes. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 66 - Polis: Capítulo 1 | 17

Durta se detuvo por un momento y tomó la decisión de darle un giro al encuentro. —Pero traer esas noticias no es por lo que vengo hasta aquí.— continuó Durta —El ataque de la bahía del pasaje no fue más que una distracción. Al mismo tiempo el enemigo atacó seis de las fortalezas que protegen y resguardan los accesos a Erutar y el asedio lleva tres días sin cesar. En una de las fortalezas del norte se ha reportado la destrucción de al menos cincuenta naves enemigas, pero no dejan de llegar refuerzos. Es similar en todas las demás y en algunas ya falta poco para que las murallas finalmente cedan y el enemigo pueda ingresar al continente. Parece ser que enemigo lleva siglos planeando este ataque y nada va a impedir que lleguen al gran árbol. Creíamos que no iba a ser necesario inmiscuir a nadie más en esta guerra, pero el enemigo ha superado nuestras expectativas y está dispuesto a invadir nuestro mundo, aunque esto significara la extinción de su propia especie. Por esta razón, yo, el p

Fragmento 65 - Polis: Capítulo 1 | 16

—Hace tres días tuvimos una batalla en la bahía escondía de la costa oeste de Erutar contra un gran ejército de borkës. En esta batalla hemos logrado detener el avance del enemigo, pero se ha cerrado para siempre el pasaje estrecho de la cordillera Marrol y mi padre ha muerto.— Durta se detuvo para evitar llorar. El rey se exaltó, pero solo demostró su asombro en sus ojos sin hacer ningún ruido. Aetos y Akange conocían al rey y todas las leyendas que hablaban de él y no pudieron evitar mirarse con una gran expresión de sorpresa. Finalmente el rey dijo —Lo siento mucho… Durtadon y yo fuimos como hermanos hace mucho tiempo. ¿Cómo fue que pasó? —Con el ejército enemigo llegaron algunos borkës que nunca habíamos visto, los cuales se hacían llamar lajur. Más fuertes, como si tuvieran randa maligna en su interior. También llegó una bestia, con un poder como ninguno que hubiera visto antes y con un instinto asesino que lo descontrolaba. Ni siquiera sus aliados podían detenerlo. Historia

Fragmento 64 - Polis: Capítulo 1 | 15

—Por favor sientate y cuentame con detalle cual es la situación en el gran árbol.— le dijo el rey a Durta mientras le solicitaba a sus hombres que activaran el mecanismo de la mesa real. Justo detrás de donde ellos estaban ubicados y al frente del trono, del mosaico dibujado en el suelo del salón se comenzó a levantar una mesa circular con un orificio central. También algunos asientos circulares alrededor. Los seis alakës se sentaron en mesa redonda para dar comienzo a la reunión citada por el príncipe de Polis. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 63 - Polis: Capítulo 1 | 14

Aetos miraba a cada uno de los tres visitantes con preocupación. Las palabras del príncipe parecían más crudas que cualquiera de los llamados hechos en el pasado. Aunque entre ellos no había un vínculo fuerte de amistad, los conocía lo suficientemente bien para entender a través de su estado actual que se habían enfrentado a un enemigo fiero. Había estado con ellos en el mismo campo de batalla muchas veces y conocía perfectamente bien sus habilidades, lo que le hacía deducir que sus pensamientos hacia objetivos más egoístas tendrían que postergarse. Aunque los dos guardias estaban confundidos por la ausencia del rey de Polis, entendieron que Domun estaba completamente consciente del asunto. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 62 - Polis: Capítulo 1 | 13

—Bienvenido seas Durta.— dijo el rey saludando mientras se acercaba a estrechar la mano del visitante. Al mismo tiempo, los cuatro guerreros que rodeaban a los soberanos se saludaban mutuamente con un gesto silencioso. —Agradezco tu pronta respuesta a mi solicitud.— le dijo Durta al rey mientras respondía con sus dos manos al saludo. —Como te había comunicado previamente, en estos momentos Polis necesita de la ayuda de la ciudad de Celesthea para afrontar la guerra que se aproxima, y esta vez también necesitaremos toda la ayuda que Erutar nos pueda ofrecer. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 61 - Polis: Capítulo 1 | 12

A continuación, hubo una reunión plagada de formalidades innecesarias. Celesthea y Polis habían sido dos ciudades hermanas desde su fundación. Ninguna había participado en ningún conflicto sin la presencia y el apoyo de la otra, pues ambas estaban ligadas bajo un carácter sagrado y y ambas habían sido levantadas por algunas de las existencias más importantes que habían pisado Terran. Por esta razón, todos los participantes de esta reunión se conocían muy bien entre ellos, lo que podría haber simplificado el protocolo. Pero no fue así y todos estaban preparados para seguir las normas de los concilios dictadas desde antes de que cualquiera de sus participantes hubiera llegado a este mundo. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 60 - Polis: Capítulo 1 | 11

El capitán le señaló a su paladín que en el recibidor del palacio comenzaba a descender un grupo de bestias aladas, cubiertos por un plumaje de color blanco con una leve tonalidad verde, montadas por alakës con vestimentas extranjeras. Uno de esos alíguros era más grande que los demás y llevaba una armadura hermosa que lo hacía destacar entre sus acompañantes como si fuera una montura real y eso solo podía significar que debían asistir a una reunión diplomática. Ambos guerreros descendieron a uno de los patios del palacio, desmontaron a sus bestias y entraron por las puertas del salón del rey al mismo tiempo. Allí se encontraba el gran líder de Celesthea de pie. Al verlos, el rey Domun giró hacía la puerta principal y dio la orden de abrirla. Aetos y Akange se colocaron a cada lado del rey a tiempo para presenciar la entrada de tres guerreros a un paso acelerado. El rey Domun no pudo evitar su expresión de sorpresa cuando notó que quien entraba no era otro rey, sino el príncipe de Poli

Fragmento 59 - Polis: Capítulo 1 | 10

Aetos le dió las gracias al mensajero y tomó su espada del suelo, aseguró la silla de montar y se agarró de las plumas que rodeaban el cuello de su bestia. Luego, de un salto se montó sobre su lomo y sin necesidad de dar ninguna orden, la criatura alada extendió sus alas y se impulsó con sus patas traseras para levantar el vuelo. Aunque parecía que estuviera subiendo casi en ángulo recto hacia el castillo invertido, la sensación gravitacional comenzaba a cambiar y cuanto más se acercaba al palacio del rey, más daba la impresión de que iba descendiendo. Antes de llegar nuevamente al suelo vio que se acercaba uno de esos olbaros montado por Akange, quien era otro de los guardias personales del rey y el primer capitán al mando del ejército de Celesthea. Historias de Terran por S. Arias

Fragmento 58 - Polis: Capítulo 1 | 9

Después de haber hecho una siesta sobre el pasto, se dedicaba a preparar a su Qurok, una gran bestia alada similar a un grifo escamado la cual era conocida por ser extremadamente difícil de domar, mientras contemplaba la increíble vista de la ciudad invertida sobre su cabeza como si estuviera siendo vista a través de un ojo de pez. Vento percibió que se acercaba un olbar, otro tipo de criatura alada similar a un halcón blanco, montada por un caballero, el cual traía consigo un mensaje real. Este le informó al alak que el rey Domun solicitaba su presencia inmediata. Aunque Aetos no pudo ocultar su inconformidad por ver arruinado su descanso, una preocupación le invadió la mente por tan inesperada convocatoria. Sin duda alguna, su inquietud estaba correctamente justificada. El Qurok que había observado atentamente al mensajero se acercó suavemente a su amo y posó su cabeza sobre uno de sus hombros. Historias de Terran por S. Arias

Fragmento 57 - Polis: Capítulo 1 | 8

—Parece ser que este es tu día favorito de la semana. Tú suertudo que no tienes muchas preocupaciones— Le habló Aetos a su muda montura, la cual se encontraba sentada sobre el pasto con el cuello en alto mientras el viento secaba y despeinaba el plumaje de su cuello. Esta era una forma de meditar, y parecía que a Vento le gustaba —¿Sabes? Ahora mismo quiero desviar un poco mis pensamientos hacia un objetivo. Algo más interesante que mantener la paz de nuestro mundo. Sin pensarlo mucho he terminado dedicando un montón de tiempo a eso. No digo que no me guste, pero ahora que tengo la confianza y el honor del rey al que he admirado toda la vida, me gustaría encontrar algo un poco más egoísta, algo más mío que me motive a llegar más lejos y dejar una huella más pesada en este mundo. La bestia simplemente lo miró y giró un poco su cabeza haciendo un pequeño gorgojeo y acostó su cabeza sobre sus patas delanteras al mismo tiempo que encogía sus alas. El alak se contagió y se recostó boca ar

Fragmento 56 - Polis: Capítulo 1 | 7

Aunque Aetos solía vestir una armadura negra mate recubierta de un gabán de tonalidad gris verdosa y vendas de tela con cuero café, ese día solo llevaba una camisa y un pantalón de tela amarrado por un retazo rojizo que se colgaba en la cintura, que era un recuerdo de su querido y gruñón tutor. También traía los brazos envueltos con las vendas de su armadura, aunque no estaba herido. Esta era una costumbre que había tomado del herrero, quien se cubría con estas para evitar que los extraños notaran los defectos en su piel. Su pupilo se había acostumbrado a imitarlo desde pequeño. Pero eso ya era su pasado, asimilado de alguna manera como un recuerdo que no afectaba su solitaria vida. Aun con la pérdida de quien lo había cuidado, ahora mismo el alak se preocupaba por otras cosas. Historias de Terran por S. Arias